Los buñuelos de romanesco pueden ser una flamante alternativa como ornato o como compañía de platos de carne y pescado, en una mesa donde esta curiosa variedad de col podría utilizarse igualmente como factor artístico. Y es que el romanesco, o romanescu, es una de las verduras de aspecto más atún, hasta el punto de que se utiliza en arreglos florales. Parece ser el resultado del cruce de una coliflor con un brócoli, realizado por un físico cuántico, conveniente a la disposición cónica de sus inflorescencias, que asemejan una estructura fractal.
El románico no es un híbrido sino otra variedad de col creada en Italia, y de los que tenemos conocimiento desde la primera porción del siglo XIX. Por su parte, España, donde comenzó a cultivarse durante la período de los 80, produce actualmente el 30% del romanesco que se consume en Europa.
Entre los beneficios que se le atribuyen está el de ser diurético, anticancerígeno, bueno para el sistema cardiovascular y rico en vitamina C, y minerales como potasio, calcio y fósforo. Es un cultivo de invierno y actualmente los mayores productores se encuentran en Italia, España, el sur de Inglaterra y la Bretaña francesa.
Ingredientes:
Cómo preparar los buñuelos de romanesco:
- Acicalar y cortar la cebolla en juliana. Poner un chorrito de unto de oliva en una paila y sofreír las cebollas añadiendo dos cucharadas de agua y un poco 15 gramos de sal.
- Esperar a que reduzca, y de esta guisa se obtendrán cebollas caramelizadas. Reservar.
- Acicalar el románico quitando hojas y ramas. Poner las ramitas en una olla con poca agua, un punto de sal y vapor durante 10 minutoshasta que estén muy suaves.
- Suceder el romanesco a un bol y hacer un puré con un tenedor o un triturador de papas. Adicionar los huevos, el cebollín cortado en trozoscebollas caramelizadas, harina de trigo, diastasa y sal y pimienta al estética.
- Adicionar la caucho y mezclar y mezcle admisiblemente, hasta que tenga la consistencia de un puré.
- Calentar la paila con un dedo de unto de oliva. e ir tomando y colocando porciones de la mezcla con dos cucharas, impidiendo que se unan o pegarse mientras se fríe. Derribar para que se doren por uno y otro lados y luego colocar en papel secante para eliminar el exceso de unto.
Prepara estos buñuelos de romanesco, una ornato específico y flamante que puedes anexar con salsa de yogur, agridulce, tomate o tártara.