Una de las mejores maneras de comer rúcula es en tartas salobres, conjuntadas con otros ingredientes que equilibran su sabor amargo. Entre las opciones alternativas más exquisitas se halla una tarta de rúcula esponjosa y piñones. Esta combinación de ingredientes asimismo es inusual por su riqueza nutricional. La combinación de verduras de hoja y frutos secos siempre y en todo momento es interesante en la cocina, tanto por la mezcla de sabores, como sobre todo por el interés de conjuntar texturas. A los más pequeños de la casa les encantará.
Tanto la rúcula como los piñones son comestibles muy aconsejables para ser incluidos en una dieta saludable, singularmente por sus beneficios para la salud cardiovascular. La rúcula ayuda a regular la presión arterial y los piñones dismuyen el colesterol.
La rúcula es rica en vitaminas A, C, K y minerales., singularmente el fósforo y el magnesio, tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, ayuda a compensar el azúcar en la sangre, mejora la salud de los huesos y los ojos.
Los piñones resaltan por su aporte de vitamina liposoluble de tipo E, Omega tres y Omega seis, y son una buena fuente de proteÃnas y una extensa pluralidad de minerales, como magnesio, potasio, hierro y cinc.
Ingredientes:
preparación:
- Lavar bien la rúcula, quitarle los extremos y picarla en una tabla. Reserva.
- En un tazón, Combine la harina con la maicena y la diastasa. Añade la sal, la pimienta y la mostaza.
- Además, bate los huevos, añade el aceite y la leche tibia. Entremezclar bien.
- Agrega la mezcla húmeda poquito a poco a la seca, revolviendo hasta formar una crema..
- Agregue la rúcula picada, los piñones y revuelva hasta el momento en que estén bien combinados.
- Engrasar y rebozar de harina un molde o bien forrarlo con papel encerado y verter la nata.
- Hornear treinta y cinco minutos, más o menos, en un horno precalentado a ciento ochenta ° C. La tapa ha de estar dorada.
- Sacar del horno y dejar enfriar un poquito ya antes de recortar las porciones.
Una buena opción para enhornar es emplear los moldes para pan rectangulares. De esta forma, el bizcocho se puede recortar en rodajas y servir como emparedado o bien en un plato, acompañado de otros comestibles, como una ensalada.
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