El secreto ibérico es un corte de cerdo en nuestros días valoradísimo y demandado por conocedores y amantes de la carne. En el fresco cosmos ibérico, el secreto es tal vez el corte más conocido. Cabe rememorar que hasta hace poco más de diez años esta carne se dedicaba a la preparación de embutidos, lo que les daba un aporte extra de sabor y jugosidad. El secreto ibérico con queso y orégano va a ser precisamente así: jugoso y exquisito. Lo mejor es que esta clase de recetas nos llevan poquísimo tiempo en la cocina, se hacen en minutos, y puedes gozar el resto del tiempo con tus convidados, amigos, familiares, etc.
Por lo general, de cada cerdo ibérico se extraen 2 piezas de secreto, con lo que es un corte bastante costoso. Se identifica por infiltraciones grasas que le proporcionan un grano propio y le aportan un sabor único. El corte se sitúa en la zona de la axila, entre el hombro y el tocino, y la pieza acostumbra a pesar entre ciento cincuenta y doscientos gramos, por eso sea tan apreciada. Puede ser a la plancha, asado o bien a la plancha, y de cualquier forma va a ser un mordisco digno de reyes.
Ingredientes:
Cómo preparar un secreto ibérico con queso y orégano:
- En un recipiente capaz para horno, calentar un tanto de aceite.
- Freír la cebolla, anteriormente cortado en juliana.
- Precalentar el horno a ciento noventa ° C.
- Cuando se pocha la cebolla, apaga el fuego.
- Cortar el secreto en filetes y ponerlos sobre el lecho de cebolla.
- Bañar los bistés con el aceite de la salsa, mientras que se ponen.
- Lave los tomates y cortarlos en pedazos medianos y ponerlos sobre el secreto.
- Próximo, sazone y espolvoree la cucharada de orégano.
- Mete al horno y cocinar a lo largo de unos veinte-veinticinco minutos.
- Medio hecho después de diez minutos más o menos, retirar del horno y pone el queso provolone cortado en trozos, colóquelo sobre la carne y los tomates.
- Espolvorear con una pizca más de sal, pimienta y orégano. y regresar a meter al horno para finiquitar Cocinando.
Prepara este secreto ibérico único con queso y orégano y acompáñalo con un pancito de pueblo, una fácil ensalada de rúcula y, naturalmente, una copa de buen vino tinto. Se trata de un plato único que todos gozaréis esos domingos plácidos y perezosos en los que una buena comida y una buena compañía van a ser el complemento perfecto.