La alcachofa de Jerusalén o bien alcachofa de Jerusalén es uno de esos comestibles que deben incluirse en la cocina. Se piensa que esta comida fue parcialmente influyente en la antigüedad. Su origen es el mediterráneo occidental y es una pluralidad propia de tiempos temperados. En el siglo XVII se introdujo en Francia y España; después, la popularidad de la papa que resultó de la conquista en América la hizo menos relevante en Europa.
Solo la escasez ocasionada por la Segunda Guerra Mundial lo trajo de regreso a la cocina.. En ciertos países de Latinoamérica se puede ver con determinada frecuencia. La verdad es que se trata de un comestible ventajoso, con ciertas peculiaridades únicas.
¿Qué hace que la alcachofa de Jerusalén sea singular?
La alcachofa de Jerusalén es un tubérculo con determinado dulzor que recuerda a las alcachofas. En verdad, su nombre se debe a este semejante y al sitio de donde fue traído: Jerusalén. Si bien la papa es considerablemente más popular, este comestible tiene una enorme ventaja sobre ella en concepto de salud.
Las patatas son un comestible muy suculento y saludable.. No obstante, el almidón altera los niveles de azúcar en sangre. Por contra, la alcachofa de Jerusalén o bien la alcachofa de Jerusalén no tiene esta macromolécula. Esto lo transforma en un comestible ideal para personas con diabetes y para el público por lo general. Este producto natural tiene cierta dulzura y, no obstante, no tiene un impacto negativo.
Agregado a esto, Las alcachofas de Jerusalén tienen substancias biológicas positivísimas para el organismo. Es rico en vitamina B, C, tiamina, niacina y riboflavina, que apoyan el metabolismo y el sistema inmunológico. A nivel mineral, esta planta aporta calcio, hierro, potasio, teniendo la enorme ventaja de que es baja en sodio. Apenas aporta un quince% de hidratos de carbono, siendo un comestible bastante equilibrado.
Alcachofa de Jerusalén o bien alcachofa de Jerusalén: ciertas curiosidades
La alcachofa de Jerusalén es una planta perenne, característica que le da mucha resistencia. Pese a ser un tiempo temperado, puede aguantar ciertas contrariedades climáticas. Además de esto, con las condiciones adecuadas acostumbra a multiplicarse de forma rápida. En verdad, este es un comestible muy simple de cultivar y cualquiera podría hacerlo.
Lo bastante difícil con esta hortaliza es asegurar su conservación una vez está en la cocina. En la práctica, las alcachofas de Jerusalén son una de las raíces que se estropean con mayor sencillez. En consecuencia, es conveniente no aguardar muchos días para consumirlo. Para el almacenaje, es conveniente guardar las unidades en un espacio seco y no muy caliente.